¿Las marcas nos representan?
Antes las marcas eran simples artículos domésticos: café, jabón, etc. Productos del día a día que se usaban y se reponían. Sin más. En la actualidad, todo esto es completamente diferente y las marcas se han convertido en el elemento dominante.
Hoy, los beneficios funcionales de los productos no se cuestionan y, aunque las marcas siguen girando en torno a la imagen como los planetas al sol. Las marcas no proyectan solo su imagen, sino también la nuestra.
El branding nos permite definirnos en unos términos perceptibles ante quienes nos rodean. El branding nos define.
Las marcas nos gustan. Si no nos gustasen, no las compraríamos. Somos nosotros, los consumidores, quienes decidimos qué marcas son exitosas y cuáles no. Hay marcas que llegan a la cumbre porque tienen una audiencia, que nunca se cansa de ellas; nadie obliga a nadie a comprarse unas deportivas con el logotipo de Nike, ¿o sí? Otras se estrellan porque sencillamente nadie las quiere. Porque no dicen nada a nadie, porque no nos definen.
Pero… ¿qué significa esto? El poder de las marcas no está solo en manos de las compañías. Las marcas también las controlamos nosotros, los clientes. Nosotros decidimos si Levi’s que llegó a ser el rey del mundo de los pantalones vaqueros vuelve a serlo no. Es muy difícil mantenerse en la cresta de ola y, sino que se lo pregunten a BlackBerry.
El poder de una marca está compuesto por lo que dice y por lo que representa. Cuando una marca es coherente y representa lo que dice, nos enamoramos de ella sin piedad. Por ejemplo, Apple puede moverse por todo el mundo. Su presencia material y emocional es ubicua, y parece omnipresente y casi omnipotentes.
Las marcas se adaptan a todas las formas y tamaños, pueden ser específicas o genéricas, internacionales o nacionales, low cost o premium pero, casi siempre, su poder no viene dado por lo que son sino por lo que representan.
Las brands como Disney, Coca-Cola y Nike se valen de emociones poderosas y universales para dirigirse a una audiencia mundial. Tratan de llegar al mayor número posible de público en todas partes. Por ejemplo, un deportista lleva unas zapatillas de correr Nike no solo porque cree que le ayudarán a correr mejor, sino porque son una declaración de estilo de vida. Su objetivo, en este caso, es tanto funcional como emocional. Por supuesto, no nos olvidemos, que la mayoría de los que compramos deportivas Nike pocas veces corremos con ellas, solo para coger el autobús.
Las marcas se han convertido en un fenómeno tan importante de nuestro día a día que es casi imposible expresar ideas e identificar personalidades, sin asignarles una marca.
Las marcas constituyen una manifestación clara y necesaria, porque en un mundo aturdido por la competencia y en el que la elección racional se ha vuelto casi imposible. Las marcas representan: pertenencia, solidez, tranquilidad, etc.; en resumen, todo aquello que nos ayuda a definirnos como personas. Las marcas nos representan.